«Me asaltaron en el día de mi quebranto,
Mas Jehová fue mi apoyo» (Salmo 18:18).
Este devocional se basa en uno de los escritos del Rey David, una acción de gracias por la victoria. Comienza con una declaración de amor por Dios Padre, un pasaje bíblico que nos recuerda que toda nuestra vida debe estar anclada y cimentada sólamente en la Roca de nuestra salvación.
El Rey David fue duramente perseguido por su poderoso enemigo y aquellos que le aborrecían. Sin embargo, siempre mantuvo su confianza en Jehová de los Ejércitos, quien fue su apoyo. Jehová le libró de todos ellos y le sacó a un lugar espacioso. Le libró porque se agradó de él.
Es importante recordar que los días malos surgen para tratar de derrotarnos, comenzando por debilitar nuestras mentes. Sin embargo, poseemos una bendita seguridad: nuestro Dios siempre será nuestro apoyo. Por eso, debemos declarar con confianza: ¡Padre tu eres mi apoyo!.
Además, podemos encontrar consuelo en las palabras de Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Este versículo nos recuerda que no importa lo que enfrentemos, Dios está con nosotros, nos fortalece y nos sostiene.
También, podemos reflexionar sobre el Salmo 46:1-3: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar”. Este pasaje nos asegura que, incluso en medio de las pruebas más difíciles, podemos confiar en que Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza.
Recuerda siempre que Dios es tu Apoyo y tu Roca firme en todo momento.