Mi alma tiene sed de Dios

«Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo» – Salmo 42:1-2.
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Qué maravilloso es saber que la sed espiritual que experimentamos cada día solo puede ser saciada en la búsqueda de la presencia del Dios vivo. Entendiendo que sin Dios no somos nadie. Él es Soberano y sólo Él puede saciarnos nuestra sed espiritual. El ciervo es un animal que simboliza intuición y sabiduría; el ciervo brama y corre hacia el agua para saciar su sed, se debilita y se hace presa fácil de los depredadores, porque busca y necesita no sólo una porción de agua para saciar su sed momentánea sino que necesita las corrientes de las aguas para saciar su sed y ser librarlo de la muerte; podemos tener la certeza de que la nuestra será saciada en la presencia del Dios vivo. «…En tu presencia hay plenitud de gozo: Delicias a tu diestra para siempre» – Salmo 16:11.

«Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que se posee» (Lucas 12:15-20). También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y les dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré mis frutos y bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿De quién será?».

Conclusión. Solo Dios puede saciar la sed espiritual que experimentamos cada día. Sólo Él puede darle sentido a nuestra vida, de tal manera que nuestras vidas tendrán la seguridad  de que vamos a tener un rumbo seguro y un hogar seguro.

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