«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le comparare a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca» (Mateo 7:24).
El hogar es más que un lugar físico; es el núcleo de la estructura familiar. A diferencia de una casa, que es simplemente una construcción de materiales como bloques o madera, la casa es donde reside la familia. Nuestro Señor y Salvador, Yeshúa Hamashiach (Jesús, el Mesías), nos enseña que aquel que escucha y sigue sus palabras es como un hombre sabio que construye su casa sobre una roca sólida. A pesar de las tormentas, los ríos y los vientos que golpean contra la casa, ésta no caerá porque está cimentada sobre la roca.
Este pasaje bíblico es una metáfora de cómo nuestras vidas y familias deben ser construidas sobre Él. Es decir, en este caso el término casa se refiere a nuestra vida personal y familiar. Aunque enfrentemos dificultades y desafíos en la vida, podemos tener confianza en que nuestra fe en Él; es la roca sobre la que se sostienen nuestras vidas y familias.
Además, es importante destacar que la familia es una parte integral de nuestra historia. Como dice el Salmo 127:3, los hijos son una herencia de Jehová y el fruto del vientre es una recompensa. Por lo tanto, la familia es un regalo precioso y una bendición de Dios.
En gran escala, la importancia de la familia es vista con el lente de la fe en la palabra de nuestro Señor.