Comenzamos este artículo describiendo que cada persona puede servir a un solo Señor, y uno de estos señores es el dinero. En Mateo 6:24, se explica de la siguiente manera:
«Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.»
Por eso, podemos decir que el dinero no es solo un asunto financiero. Va más allá; puede abarcar el corazón y la mente, llegando a controlar todas las emociones.
Las enseñanzas del Maestro nos guían para alcanzar el conocimiento y la sabiduría, revelando las verdaderas riquezas.
Del mismo modo, Mateo 6:19-21 proporciona sabias claves para hacer tesoros en los cielos. La inversión de estos tesoros en el banco celestial es única y proporciona ganancias que permanecen para la vida eterna. Las inversiones y ganancias en la vida presente tendrán relevancia si las invertimos en el banco de los tesoros celestiales.
«No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Es vuestra elección servir a un solo Señor y recibir los tesoros en la vida eterna. Las enseñanzas contenidas en la infalible Palabra de Dios Padre muestran claras y sabias directrices para ser verdaderos inversores de los tesoros en el banco de los cielos.
Somos quienes decidimos servir a un solo Señor y hacer tesoros en los cielos, para que nuestro corazón esté seguro y en un solo lugar.
En resumen, el dinero no es solo un asunto financiero. Es uno de los señores a quienes podemos servir. Sin embargo, no puede dar vida eterna ni garantizar los tesoros en los cielos.