Equipados para anunciar el Evangelio

Hemos sido equipados para anunciar y compartir la verdad del evangelio en obediencia al mandato especial dado por Yeshúa Hamashiach (Jesús, El Mesías), de predicar y compartir con las personas el mensaje de salvación y redención. El propósito es que sean convertidas de las tinieblas a su luz admirable, sean bautizadas y comprometidas con el Señor a obedecer Su Palabra.

¿Por qué anunciarlo?

  • Porque así estamos obedeciendo el mandato de Jesús, el Mesías: “…Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. – Marcos 16:15.

  • Porque conocemos que el evangelio es poder de Dios para salvación. “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” – Romanos 1:16.

  • Porque predicando el evangelio, estamos predicando la verdad, y la verdad es Jesús, el Mesías. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” – Juan 14:6.

  • Porque Jesús mismo lo declaró ante Pilato: “…Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.” – Juan 18:37.

En la misma línea, el Apóstol Pablo, en su carta a los Romanos 10:9-10, proclama: “Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

En resumen, la Gran Comisión es el mandato de Jesús, el Mesías, para que todos sus seguidores, como miembros de su cuerpo (iglesia), anuncien el evangelio.

Alt+Evangelismo - Fe Agrada al Padre.

«Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén». Mateo 28:18-20 – RVR 1960.

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