Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, lleno de compasión, corrió hacia él, lo abrazó y lo besó. El hijo comenzó a decirle su discurso, pero el padre ordenó a sus siervos que trajeran la mejor ropa, un anillo y sandalias para su hijo, y que prepararan un banquete para celebrar su regreso.
El hijo mayor, al enterarse de la celebración, se enojó y se negó a entrar. Su padre salió a suplicarle que entrara, pero el hijo mayor le reprochó que nunca había recibido un trato similar a pesar de su obediencia. El padre le respondió: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado.”
Lecciones de la Parábola
Alegría por el arrepentimiento: Hay gran gozo en el cielo cuando un pecador se arrepiente y vuelve a Dios.
Amor incondicional: El padre representa a Dios, quien nos ama y nos recibe con los brazos abiertos, sin importar nuestros errores.
Perdón y reconciliación: Dios está dispuesto a perdonarnos y restaurar nuestra relación con Él cuando nos arrepentimos.